jueves, 9 de octubre de 2014

Grises

Me siento cabreada con la vida, intensamente cabreada y sé que es una falta de respeto al lugar donde habito, y también sé que es el peor sentimiento que puedo albergar porque no va dirigido a nadie en concreto, si lo fuera sería fácil de digerir, transmutar, transformar en otro estado. Tan sencillo como dejar que el fuego baje y tomar dos o tres decisiones que me saquen inmediatamente del cabreo.

Pero ¡no!, mi enfado es con la vida y por lo tanto con el TODO, con lo más sagrado, con lo más mundano, con la esencia de lo que mueve mi cuerpo, asi que me quedo inmovil, petrificada en un estado que ahora mismo no sé como resolver.
Falto al respeto a todo lo bello que me rodea, que es mucho, y eso va contra mi y me daña.
Suelo ser una persona agradecida pero en este instante no lo soy y suelto el veneno aunque me desestabilice.

Estoy cansada. Miro hacia arriba y veo el cielo, hacia abajo y encuentro suelo y tierra, a los costados aire, casas, árboles, personas y todo es una inmensa jaula que me oprime. ¡Quiero salir!. Estoy cansada. Soy una guerrera pero necesito una tregua, quitarme la armadura, desempuñar la espada, y dejarme llevar sin resistencia.

Aún así tengo un resorte, una fuerza que no sé de donde viene y que me empuja cada mañana a no parar. Me acuesto pensando: "quiero dormir cuatro dias seguidos, una semana, un mes entero, no hacer nada, quiero la nada", pero me levanto y continúo.

El optimismo volverá porque en realidad es mi esencia, pero hoy me siento cabreada con la vida y le pido perdón y espero que comprenda.