Siempre quejándonos por todo. Así vivimos, en la amargura de lo
que no pudo ser, sin ser conscientes de que ese "no pudo ser"
muchas veces deja paso a un próximo o lejano "¡ha sido!",
similar o diferente pero que final y felizmente ha sido.
Es una actitud natural y comprensible, no conocemos el futuro y adoptar una postura de confianza es como lanzarse a un abismo en el que tal vez bajemos flotando hasta reencontrar tierra firme o tal vez caigamos precipitadamente chocando contra el suelo-realidad. Hay que arrojarse mirando al horizonte y agradecer lo vivido, sea bueno o malo. Lo bueno para gozar con el recuerdo, lo malo para aprender y luego olvidar.
Ejercitar el agradecimiento, ejércitos de agradecimiento en nuestro interior para tomar fuerza e impulso. Optimismo.
Hay una carta del tarot que nos habla de esto, es "el loco", representa la inocencia, el riesgo, la ilusión, la confianza, la libertad, el juego, el niño interior que hay que recuperar para liberar miedos.
Hoy barajo las cartas y las escojo boca arriba, elijo mi destino.
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